domingo, 16 de febrero de 2014

Con el secreto de las plantas 2

Estuvimos un rato sin hacer nada mas que mirar los ojos de la otra hasta que ella alzó la mano y me tocó la mejilla.
-Las humanas son mas suaves de lo que recordaba.
Me sonrió y bajo la mano para irse fuera otra vez. La seguí para protegerla de los peligros y por nuestra suerte no llovía pero la lluvia atraía la curiosidad de los zombies. Me enseñó sus plantas y vi que se arañó y que una de todas las flores se volvió negra. Me asuste pero ella me tomo de la mano y entramos dentro, se había levantado Arturo, le di un abrazo y le dije que la había encontrado perdida fuera, junto a las plantas. No cuestionó que ella estuviera allí, se fijo en la mano de Rea que aun estaba con la mía después del abrazo. Me estaba dando vergüenza darle la mano a una chica, a una nueva amiga. Era lo mas raro que me podía pasar, o eso creí, salí fuera después de la lluvia y me fui con Rea. Ella estaba detrás mio callada y nos estábamos alejando mucho de donde estaban todos. Cuando me di cuenta era muy tarde.

Dos grupos de unos 50 zombies en total estaban rodeándome junto con Rea.
-Bien... 50 en total aproximadamente...
- ¿que harás?
-Abrirnos paso a golpes de machete es la única solución valida en este momento.
Empecé a abrirme paso abrazada a ella con el machete, no podría estar así mucho mas.
-Gardevoir, he de conseguir un espacio libre para poder sacarla, pero... Será muy peligroso...
-¡allí!
Me giré y estaban todos los zombies corriendo hacia mi a gran velocidad. Dejé a Rea en el suelo sentada y me puse en guardia. Llegaron rápido, empecé a dar golpes certeros y a esquivar zarpadas y mordiscos, ya tenía varios cortes por culpa de sus uñas, no me rendiría ahora que quedaba solo la mitad. Mis ojos se empezaban a poner roja a medida que la sangre de los zombies me salpicaba y manchaba. Sonreí y me quede quieta hasta que los tenia a centímetros de mi, saqué mi desert eagle y les disparé certera al cuerpo y cabeza, cambié de cartucho y de nuevo, mi visión se tornaba roja permanentemente y mi rapidez estaba aumentando de nuevo junto con mi fuerza. Guardé mi arma y les di unas patadas bastante fuertes en el estómago, alejándolos. Eso no les gustó, les dí otra patada en la mandíbula y dos o tres puñetazos dejándolos muertos o aturdidos para rato, corrí hasta Rea y la cargué en brazos corriendo más rápido hasta estar fuera de ese sitio, tuve que girar varias calles y derrapando en algunas encontré una tienda de medicinas, lo que necesitaba. Entré y atranqué la puerta con algún mueble que otro y cerré las cortinas. 
-Gracias Núria.
-D-de nada
Me abrazó y reprimí un chillido por su fuerza sobre mis heridas. Me miró a los ojos y vio mi expresión de dolor en ellos, se apartó rápidamente.
- L-lo siento...
-No pasa nada...
Sonreí y le acaricie el pelo, realmente la trataba muy bien para ser una zombie, bueno, una medio zombie. Me quité la camiseta y me miré los cortes, eran un poco profundos. Rea me acarició al lado de una herida profunda y en esta empezaron a salir unas llamas y se cerró con un chillido de dolor que no pude contener en mi garganta haciéndome retorcer de dolor hasta que se cerró y me salió una lagrima por el dolor causado.
-¿Q-que has hecho?
-Cerrarla, lo siento si dolió mucho es lo único de la llama curatória.
-Las llamas...salían de dentro de ella...
-Lo se, es normal, ¿te dolió mucho?
-Un poco.
Sonreí y me curé las demás con vendas, no quería sufrir mas fuego en las heridas cada una de todas las veces que me tuviera que curar. Acabé con todos los brazos vendados y el abdomen también, me puse la camiseta y nos fuimos al hotel de nuevo. Entré en mi cuarto.
-Espérame, te salpicó sangre y bueno, olerá mal si la dejas secar. Toma.
Le dí una camiseta y unos pantalones para que se cambiara. Cuando se cambió yo hice lo mismo, ella se tumbó boca arriba en la cama.














-Ven, te tendrás que lavar el pelo, ¿no?
-¡Sí! Vamos. 
Fuimos al baño y le lavé la cabeza, le sequé el pelo con el secador y le quedó liso, como ella lo llevaba siempre desde que la conocí. Me lavé el pelo y por una extraña razón que desconozco me quedó rizado y en una parte incluso parecían orejas de gato. Una mariposa azul se posó en mi ojo después de cambiarme de ropa por segunda vez.









Salí y ella seguía tumbada, le quité la hoja de la boca y me la puse yo. La verdad tenía gusto a menta fuerte, pero era otra planta, la hoja era muy grande.
-¡Hey! ¡Devuélvemela! 
-Obligame.
Se tiró encima mio y me chafo quitándome con su boca la hoja que estaba en la mía.